A las dos y media de la tarde más calurosa del verano no
quedaba un alma en la empresa. Todo el mundo aprovechaba la hora y media de la
comida para buscar una terracita donde almorzar o un árbol bajo el que comerse
el bocadillo. Ninguna de esas dos cosas se encontraba en aquel parque
tecnológico.
El en pequeño aparcamiento que la empresa tenia detrás del
edificio, el sol picaba de manera especial. Rocío atravesaba las plazas de
aparcamiento con el tedio que tanto calor exigía,... Continuar leyendo